Madrid, 13 de enero de 2016. Acorde con un estudio realizado recientemente por la Cátedra Fundación Konecta-Universidad Rey Juan Carlos para el fomento del emprendimiento de las personas con discapacidad, el 91% de los entrevistados identifica limitaciones externas para acometer un negocio propio, es decir, las mismas dificultades que se le presentan a cualquier persona que quiera poner en marcha una actividad de esta naturaleza, independientemente tengan o no una discapacidad.
En este sentido, en el estudio se han detectado como barreras importantes para desarrollar un proyecto emprendedor la insuficiencia de medidas de financiación, escasez de recursos de asesoramiento, falta de experiencia, además de la carencia de formación enfocada en autogestión y planificación ocupacional, y/ o a la gestión de la imagen personal. Sin embargo, a pesar de lo anterior, en los últimos años se ha experimentado un crecimiento en el número de iniciativas de esta naturaleza acometidas por personas que presentan diferentes tipos de diversidad funcional que han visto una oportunidad de mercado en la reducida oferta de productos y servicios accesibles desde origen.
Muestra fehaciente de lo anterior lo constituyen las 13 microempresas creadas por más de 20 empresarios con discapacidad quienes han utilizado sus vivencias -además del asesoramiento y los conocimientos adquiridos a su paso por la Cátedra- para crear propuestas de negocio que respondan, desde origen, a las necesidades de este mercado que conocen de primera mano. Algunos ejemplos son, entre otros, "Tech Now", dedicada a la accesibilidad web, la domótica adaptada y la venta de aparatos informáticos para personas con discapacidad visual; "Choza los Yayos", una granja escuela y albergue accesible; "Da da da", app móvil para hacer accesible el arte y la cultura con audio descripción y subtitulado de obras de arte; y "Super para todos" dirigida a la venta online de productos de primera necesidad con etiquetas rotuladas en braille y audio información.
Y es que mientras que la sociedad se debate entre prejuicios erróneos y limita el acceso de estos colectivos a un puesto de trabajo desde el cual pueda integrarse de manera productiva al entramado económico y social, según cálculos de la OMS, actualmente hay más de mil millones de personas con discapacidad en el mundo, lo cual, según un informe elaborado por Telefónica representa un mercado de 5,8 billones de euros.
Como destacó Graciela de la Morena, directora de RSC y Fundación Konecta, en las Jornadas sobre Discapacidad recientemente organizadas por ABC, "Invertir en accesibilidad es invertir en la calidad de los productos y los servicios, y eso tiene un impacto positivo en la cuenta de resultados". Y han sido los propios emprendedores con discapacidad los primeros en descubrir la potencialidad de negocio existente, especialmente desde la perspectiva de la accesibilidad universal.
En esta misma línea, Ricardo Moreno, director de la Cátedra de Emprendimiento Fundación Konecta-URJC, señala que la creación de una empresa en asociación con una persona con discapacidad constituye una oportunidad ya que se dispone de más recursos para llegar a otros públicos diana y por tanto se incrementa la cartera de clientes al estar en condiciones de presentar soluciones para satisfacer las demandas existentes de maneras muy distintas.
El emprendimiento: una alternativa al empleo por cuenta ajena
La Cátedra para el emprendimiento Fundación Konecta-URJC nace en 2014 con fin de promover y facilitar el desarrollo de una educación especializada, una cultura emprendedora y una actividad económica en este colectivo como una alternativa al empleo por cuenta ajena, ante las numerosas dificultades para obtener un puesto de trabajo. En este año, además de apoyar la creación de las 13 microempresas mencionadas anteriormente, ha logrado formar a más de 284 emprendedores con discapacidad y ha llevado a cabo numerosas acciones de mentoring y tutorización personalizada beneficiando a más de 100 personas de este colectivo, además de realizar diversos encuentros empresariales entre compañías y nuevos emprendedores con discapacidad, y jornadas formativas sobre emprendimiento.
A medida que avanzaba en su cometido, la Cátedra se encontró con la necesidad de generar conocimiento científico válido acerca de las personas con discapacidad como emprendedoras, diagnosticar su situación actual y sus necesidades asociadas a dicha actividad, vinculadas principalmente con formación y competencias.
Una de las primeras conclusiones del estudio pone de manifiesto que el perfil del emprendedor con discapacidad en España es el de un varón soltero sin hijos, de aproximadamente 36 años, con discapacidad física de entre el 33 y el 65% y estudios universitarios, fundamentalmente de la rama de ciencias jurídicas y sociales y con experiencia laboral previa. Además, concluye que el éxito y la realización personal, la independencia financiera, o iniciar nuevos proyectos, son los tres motivos principales para emprender entre el colectivo de personas con discapacidad.
Y no es de extrañar que estas sean los principales incentivos para iniciar una actividad económica por cuenta propia. Según estudios recientes, la tasa de paro en España entre personas con alguna discapacidad duplica a la de la población general, señalando que casi un millón de ellas no tiene ningún tipo de ayuda, con lo cual se reduce mucho su nivel de emancipación y su calidad de vida. Mientras que más de la mitad de los encuestados para este estudio tienen un grado educativo superior con casi 46% de universitarios y un 12,4% con un master, el nivel económico no se corresponde con ese nivel de preparación académica, situando a la mayoría en rangos de alrededor de 9.000 €/ año o entre 9.000 y 22.800 €/ año.
El autoempleo de este colectivo, al tiempo que les proporciona independencia económica y satisface su necesidad de realización, paralelamente incrementa la población activa aportando al sistema de la Seguridad Social, reduce costes por prestaciones sociales de dependencia y, además, permite a las empresas que subcontraten los servicios de un emprendedor con discapacidad acogerse a las medidas de incentivo existentes en nuestro país.
En este sentido, con el fin de impulsar el emprendimiento de las personas con discapacidad, a partir de los datos recogidos se plantean varias recomendaciones como crear una cultura emprendedora mediante la formación desde niveles preuniversitarios; el desarrollo de legislación al respecto y creación de medidas de apoyo activo al autoempleo y al emprendimiento de las personas con discapacidad; y que el ecosistema emprendedor ya existente sea inclusivo y contemple parámetros de accesibilidad que garanticen la participación del emprendedor con discapacidad. Ello no quiere decir, destaca Ricardo Moreno, que el objetivo sea crear espacios cerrados y exclusivos para personas con discapacidad, sino que estas participen en igualdad de oportunidades de las estructuras ya creadas con una perspectiva inclusiva y normalizadora.
Las conclusiones del estudio son categóricas: es imprescindible concienciar a la sociedad de manera que se entienda que la discapacidad no es más que la presencia de capacidades diferentes y no de una limitación. Como indica Antonio Tejada, presidente de la asociación Sí Podemos y embajador de la Cátedra, "hasta que no se logre un cambio en la mentalidad colectiva, que permita abandonar por completo el estereotipo de la 'minusvalía' y se comprenda que hablamos de funcionamientos diferentes, o de que el contexto es el mayor generador de la dependencia, no se conseguirá un avance claro en este sentido".