Ya anticipo que este es un artículo crítico con muchas
grandes empresas que, en un loable objetivo de RSE, sacan convocatorias de
ayudas sociales para financiar proyectos que llevan adelante organizaciones sin
ánimo de lucro.
Cualquiera de estas empresas, mide sus actividades,
recursos, proyectos, inversiones, etc en
términos de rentabilidad y/o productividad, por lo que me es muy difícil
entender que ninguno haya llegado a la conclusión, bastante evidente, de que
sus ayudas generan una productividad negativa en el tercer sector.
Pongamos un ejemplo para situar el caso. La empresa
SOYMOLONA saca una convocatoria de ayudas sociales donde premia 2 proyectos de
ONG con 30.000.-€ a cada uno. Bien ¿noo? ¿Dónde está el problema?
Pues en que SOYMOLONA mide el éxito de su convocatoria por
el número de entidades que se presentan, y para ello las convocatorias se hacen
muy muy abiertas y genéricas, con lo que lo normal es movernos en un ratio de
entre 30 y 40 proyectos presentados por cada proyecto ganador. Digo yo ¿Por qué
no hacen lo mismo cuando sacan una convocatoria concurso para conseguir un
proveedor de formación o un proveedor de IT o uno que le suministre material de
oficina?
¿Y que es lo que ocurre?, pues que decir que las ONG están
necesitadas de fondos es poco y, por ello, ponen su ilusión y esfuerzo en
conseguir ganar una de estas convocatorias. Y como aunque los requisitos para
presentarse son sencillos, la documentación a presentar es elevada y exigente
en cuanto al detalle del proyecto, se empiezan a dedicar horas y horas de
personas cualificadas …….
No exagero nada si digo que no hay una ONG que dedique menos
de 60 horas en la preparación de un proyecto a presentar a una convocatoria
(dando por hecho que el proyecto no parta de cero que si no el número de horas
se multiplica por 10 y por 20), con lo que si fijamos el ratio medio en 35:1,
nos sale que los 30.000.-€ que ha invertido SOYMOLONA en ayuda social se han
comido 2.100 horas de trabajo cualificado antes de comenzar el proyecto (no voy
a entrar ahora en la posterior dedicación que habrá de echarle la entidad
ganadora para justificar debidamente el proyecto ante SOYMOLONA pues ya entra
dentro de lo lógico y razonable, aunque como estoy envalentonado y con ganas de
atacar, permítanme decir que muy mejorable).
¿Cuánto valen 2.100 horas de trabajo cualificado? ; ¿Algún
jefe cree que 35 es el número de presupuestos ideales para seleccionar un buen
proveedor? ; Cuándo presentamos un presupuesto a un cliente ¿con cuanta
competencia creemos que vamos a tener que luchar?
Como miembro del tercer sector creo sinceramente que las
empresas que invierten en RSE son más “molonas”
que las que no lo hacen y, por ello, mi ánimo a que continúen de esta manera,
pero por favor busquen rentabilidad y productividad, que las causas sociales no
están para desgastes innecesario.
¿Soluciones para estas convocatorias? Centrarlas y
especializarlas: Por ámbitos de actividad (educación, sanidad, empleo,
medioambiente, …. ), localización geográfica del proyecto (España, Norte de
África, Nicaragua, ….) o de la ONG (Madrileña, Catalana, burgalesa, …) ,
dimensión de las entidades (por presupuesto, por nº de socios, ……) ,
beneficiarios del proyecto (parados, enfermos, infancia, desigualdad de género,
…)
Créanme, siempre es mejor preparar 2 proyectos con opciones
que 22 a ver si toca.
NOTA: Disculpas anticipadas a todos los profesionales de RSE
que ya trabajan en sus empresas para mejorar esta problemática.