Las llamadas enfermedades
tropicales desatendidas son un conjunto de enfermedades infecciosas, causadas
principalmente por parásitos, que afecta a poblaciones en condiciones de
pobreza de países en desarrollo y cuya prevención, tratamiento y rehabilitación
es deficiente. Entre estas enfermedades están
la leishmaniasis, la trepanematosis éndemica, la enfermedad de chagas, la
lepra, la tripanosomiasis africana humana, la cisticercosis, la darcunculosis,
la equinococois, la oncocercosis etc.
Este grupo de infecciones
afecta a 1.000
millones de personas en el mundo. Según la OMS,
se estima que cada año se producen 1,3 millones de nuevos casos de
leishmaniasis y entre 20 mil y 30 mil defunciones, la mayoría en el
subcontinente indio y en el sudamericano.
Esta enfermedad está causada por protozoos del género leishmania,
que son transmitidos a través de la
picadura de flebótomos hembra infectados (mosquitos chupadores de sangre). Existen tres tipos de leishmaniasis, visceral, mucocutanea y cutánea.
La primera es la más grave y mortal, aunque las otras dos producen
discapacidades y desfiguraciones con complicaciones que también pueden llevar a
la muerte. Esta dolencia está asociada al
estigma y a la discriminación.
En Sudamérica, la leishmaniasis
es una enfermedad de notificación obligatoria y es objeto de un programa
específico con diagnóstico y tratamiento gratuitos. Sin embargo, las poblaciones más afectadas no suelen tener acceso
a él. Este es el caso de las comunidades que habitan en
la región amazónica de Bolivia. Las condiciones de aislamiento y los altos
costes de transporte en que tienen que incurrir las personas infectadas impiden
en muchos casos el acceso a los servicios. Por otro lado, las debilidades del
sistema sanitario dificultan el desarrollo de las acciones de educación para la
salud, la detección y tratamiento de la población afectada.
Enfermeras Para el Mundo trabaja
de forma integral, fortaleciendo los servicios de salud de manera que puedan
cumplir sus objetivos. Actualmente se
está revisando y adecuando el programa
de leishmaniasis de acuerdo a las características
de la zona y a los enfoques de género e interculturalidad. Esto significa
identificar y cambiar las condiciones que excluyen a grupos de población
(mujeres, niños/as o adultos mayores) como susceptibles de sufrir la
enfermedad, reconocer los conceptos y prácticas culturales frente a
esta enfermedad y trabajar con los médicos/as tradicionales para diagnosticarla
y tratarla.
Con esta revisión y adecuación
del programa de leishmaniasis se pretenden identificar los problemas de gestión
inherentes a la atención de poblaciones dispersas y con necesidades básicas
insatisfechas, y las debilidades internas del propio sistema sanitario. Estas
debilidades tienen que ver con aspectos como la formación continua del personal
sanitario, la compra y uso de equipos y suministros, el manejo de los sistemas de información para el seguimiento de indicadores epidemiológicos, las acciones de promoción y
educación para la salud, o el establecimiento de convenios entre instituciones
para la atención a poblaciones lejanas, entre otros.
Según el Dr. Barrientos, jefe de
epidemiología del Servicio de Salud de La Paz (Bolivia) el norte amazónico sufre una epidemia que
puede tener aún mayor impacto por el flujo de personas a la zona en las épocas
de recolección, y por la adaptación del mosquito
a zonas urbanas. Esto supondría que la población susceptible de contraer
leishmaniasis pueda ser cada vez mayor.
Enfermeras Para el Mundo continuará
comprometida en el esfuerzo de fortalecer los sistemas sanitarios de las zonas
rurales y alejadas de los países empobrecidos para garantizar el derecho a la
salud y prevenir mayores problemas de salud pública.